Civilización Socialista.- Reproducimos un material excelente que hemos encontrado en http://ardillanegra.wordpress.com/2013/12/06/u-r-s-s-no-se-hundio-la-hundieron/ Felicitaciones a su lúcido autor, "Ardilla Negra".
En breve se cumplirán 91 años de la fundación de la Unión Soviética. En diciembre de 1922 se fundó la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), 69 años más tarde, en diciembre de 1991 se disolvió en 15 repúblicas que, en la actualidad, representan 19 países.
En breve se cumplirán 91 años de la fundación de la Unión Soviética. En diciembre de 1922 se fundó la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), 69 años más tarde, en diciembre de 1991 se disolvió en 15 repúblicas que, en la actualidad, representan 19 países.
Nos han contados muchas cosas de la U.R.S.S. Los que hemos crecido en países de economía capitalista sobretodo hemos oído que la Unión Soviética “se hundió” debido a que el socialismo no puede ser una alternativa válida a la economía de mercado. Nos han manipulado difundiendo la idea de que la U.R.S.S. simbolizaba un estado represivo y represor hacia su propia gente y hacia las sociedades de países que estaban en su órbita de influencia política, económica y cultural: el Pacto de Varsovia y el CAME.
Nada más lejos de la realidead. La U.R.S.S. no se hundió, la hundieron, la hicieron caer mediante un atosigamiento económico, informativo y cultural continuado durante décadas y generaciones, esa fue la esencia de la conocida como “Guerra Fría”.
Los primeros años de la U.R.S.S. fueron de consolidación, de esperanza, de ilusión, un líder sólido y carismático de la revolución de octubre, Vladimir Lenin, guió los primeros pasos de lo que sería la Unión Soviética. Pero la muerte de Lenin en 1924, por las complicaciones de las heridas causadas en un atentado, provocó la subida al poder de Iosif Stalin. Mientras que Lenin fundó un estado socialista fundamentado en la utopía, con todas las ilusiones que ello comportó, a Stalin le tocó la ardua y dura tarea de consolidar ese estado socialista.
El ejemplo que la U.R.S.S. lanzó al mundo era simple y claro: se puede consolidar un sistema político, económico y social basado en la igualdad, en el compañerismo, en la colaboración mutua. Desde el “tovarich barrendero” hasta el “tovarich ingeniero” o el “tovarich general” consolidaron una sociedad en la que todos eran camaradas en pro de un objetivo común: fortalecer la U.R.S.S. y conseguir un sistema económico justo, socialmente unificado y perdurable en el tiempo.
Enseguida el ejemplo soviético despertó recelos, desconfianza y miedo en las clases dirigentes de los países regidos por la economía capitalista: U.S.A., Reino Unido, Francia, Alemania, España… Estas clases sociales temieron que la filosofía soviética pudiera extenderse por el mundo porque, si éso pasaba, las fábricas y grandes latifundios (en manos privadas) serían socializadas en beneficio del pueblo. El ejemplo soviético tenía que ser eliminado porque constituia un peligro latente. Por lo tanto durante los años 20 y 30, del siglo XX, estas clases dirigentes financiaron periódicos y partidos ultraderechistas profundamente conservadores y con un marcado carácter anticomunista. Así fue como durante esos años, gracias al apoyo económico incondicional de las clases dirigentes de todos los países europeos, Mussolini y Hitler pudieron ascender al poder en Italia y Alemania respectivamente. Con partidos fascistas en el poder, los comunistas lo iban a tener mal, muy mal. Recordemos las simpatías de la casa real británica hacia Hitler y su partido, simpatías personificadas en la figura de Eduardo VIII.
La clase dirigente británica simpatizaba, en su mayoría, con la política de Hitler, ésto quedaba de manifiesto incluso en eventos deportivos:
Con Hitler en el poder en Alemania, el partido nazi inició una política de rearme consentida por las potencias “democráticas” europeas.
El objetivo era claro:
1) A través del tratado de Versalles, frustar a la gente para fomentar el malestar y el descontento entre la población civil alemana.
2) Apoyar la propaganda anticomunista y el ascenso del partido nazi para responsabilizar de todas las penurias a los comunistas y a la influencia soviética.
3) Tolerar, e incluso fomentar, a marchas forzadas el rearme del ejército alemán.
La intención no era otra que:
Lanzar a la Alemania nazi, en coalición con sus aliados fascistas, contra la Unión Soviética para invadirla y acabar (por la vía armada) con su ejemplo que tanto estaba influyendo en las clases obreras de toda Europa. La Guerra Civil Española y la astucia de Stalin, cambiaron todos sus planes.
En España finalmente se impuso el fascismo, ayudado por las potencias supuestamente democráticas que se declararon neutrales como Francia y Reino Unido. Mientras Hitler y Mussolini ayudaron sin reservas al bando nacional, Francia bloqueba en los Pirineos las armas que llegaban para apoyar a la República Española. El 1 de abril de 1939 Franco daba por terminada la guerra proclamando, por radio, su victoria militar.
La Unión Soviética, el único país europeo que había apoyado abiertamente a la República Española, se vio sola frente a los fascismos alemán e italiano y Stalin hizo una de las mayores jugadas de estrategia política que, sin lugar a dudas, pasó a la historia: firmó un tratado de no agresión con la Alemania de Hitler el 23 de agosto de 1939.
Mucho criticaron las potencias “democráticas” occidentales (Francia y Reino Unido) este pacto, con ello demostraron una hipocresía infinita. Después de haber estado alimentando (ideológica y militarmente) al ogro fascista para lanzarlo contra la Unión Soviética, ahora resultaba que (gracias a la astucia de Stalin) ese monstruo fuertemente armado enseñaba los colmillos a su retaguardia capitalista.
La jugada de Stalin fue brillante, logró que el Reino Unido y Estados Unidos se implicaran en la guerra contra Hitler. Si no se hubiera firmado ese tratado la U.R.S.S. y los estados fascistas de hubieran enfrentado militarmente mientras las “democracias” capitalistas se habrían mantenido al margen aprovechando el desgaste de ambos bandos. Como ya es sabido finalmente Hitler rompió el pacto de no agresión y dicidió atacar a la Unión Soviética en junio de 1941 (Operación Barbarroja).
El plan inicial (liquidar a la U.R.S.S. por la via armada) resultó un fracaso. A las clases dirigentes capitalistas europeas les salió el tiro por la culata. En 1944 la influencia soviética llegaba hasta Berlín y ocupaba más de media Europa. Las clases capitalistas mundiales se reunieron en la famosa “Cumbre de Brettom Woods (U.S.A.)” en julio de 1944.
A grandes rasgos en esta cumbre se adoptaba el dólar como patrón económico de referencia mundial (hasta entonces se usó el “patrón oro”), se fundó el F.M.I. y el Banco Mundial, se aprobó el “Plan Marxall”etc…
El transfondo de la “Cumbre de Brettom Woods” era el siguiente:
“Hemos intentado liquidar la Unión Soviética por la vía armada y ha sido un fracaso, de hecho ahora el comunismo llega hasta Berlín. Así que, las potencias capitalistas mundiales, vamos a hacer una gran alianza para hundir la U.R.S.S. por la vía política, económica y social. Lanzaremos una ofensiva propagandística anticomunista para (con paciencia, tiempo y dinero) lograr derrocar a la Unión Soviética”.
Ésa era la estrategia, y consiguieron su objetivo.
El famoso plan Marshall, ideado para frenar el avance de la filosofía soviética por Europa, el “estado del bienestar” (pensiones, prestación por desempleo, ayudas, becas….) todo fueron artimañas para desprestigiar el sistema comunista.
Durante más de 40 años han estado financiando planes terroristas, golpesde estado en terceros países, guerras, acciones de desprestigio, provocaciones continuas, tergiversaciones informativas… En definitiva una larga lista de malas artes con un simple fin: liquidar la Unión Soviética de forma definitiva. Recordemos:
Operación Cóndor
Operación Gladio
Campañas de propaganda absolutamente demenciales
Recomiendo el libro “Aquellos chicos tan majos” de José Antonio Egido, en el que desvela las auténticas intenciones de la inmensa mayoría de los “disidentes” anticomunistas de la Unión Soviética y los países socialistas del Este europeo.
El poder nos podrá intentar manipular de la forma que crea conveniente, pero la historia es la que es y no se puede cambiar: la U.R.S.S. funcionaba, logró poner en óbita el primer satélite “Sputnik” en 1957, envió al primer hombre al espacio “Yuri Gagarin” en 1961, e incluso a la primera mujer “Valentina Tereshkova” en 1963.
En junio del 2000 Vladimir Putin visitó el plató del programa “Caiga quien caiga” de Tele 5. Cuando el reportero “Tonino” salió a su encuentro, se encontró al mandatario saludando a la totalidad del equipo técnico: al del sonido, al de la cámara, al de los cables y hasta al de los recados. Tonino no podía salir de su sorpresa:
“El señor Putin no entiende nada. ¡Está saludando al personal de producción!”
El que no entendía nada era él, o (por lo menos) Tonino no entendía lo que significó la Unión Soviética en la forma de ver el mundo de más de dos terceras partes de la humanidad durante casi la totalidad del pasado siglo XX.
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