Cronicapopular.es - José María Pedreño.- Para poder entender lo que está ocurriendo en la política española se hace necesario realizar un análisis de los contextos histórico e internacional.
Cuando hablamos de “nuevo orden mundial imperial” no hablamos sólo de la invasión de Irak o de Afganistán, sino de la implantación de un modelo económico, político, cultural y social diseñado para que los grandes poderes económicos sigan acumulando beneficios. El “nuevo orden mundial imperial” nos lo están imponiendo, en unos casos, utilizando la democracia representativa, revoluciones naranjas y, en otros muchos casos, la guerra. Se trata pues del sometimiento de todo y de todos al poder económico, es decir, a lo que llaman “mercados” y muchos hemos llamado siempre capitalismo. Y el capitalismo no está basado en la creación de riqueza, sino en la acumulación de riqueza a través de la especulación, la explotación y el expolio. Basta leer los informes del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) de los últimos años para darnos cuenta de que, en las últimas décadas, se ha reducido drásticamente el tejido productivo mundial, siendo sustituido por la especulación. Para facilitar esta tarea, el capitalismo, siguiendo tesis neoliberales, potenció la sustitución del patrón oro por el patrón monetario. Por eso las políticas económicas diseñadas por los gobiernos no son de carácter productivo, sino de carácter monetarista y especulativo.
Las resistencias tienen múltiples variantes ideológicas y toma distintas formas de ejercerse. En unos casos es la lucha armada, como está sucediendo en estos momentos en el este de Ucrania–aprovechada por Putin para fortalecer los intereses geoestratégicos de Rusia-, o bien formas pacíficas, como está sucediendo en estos momentos en España. Por ejemplo, si analizamos el auge del independentismo del pueblo catalán, en estos momentos no sólo tiene que ver con su identidad cultural e histórica, sino que también se identifica el centralismo de la oligarquía española con el “nuevo orden mundial imperial”. Las palabras de David Fernández, diputado de la CUP son muy expresivas en este sentido: … o es la hora de los pueblos o será la de los mercados…”. El nacimiento y crecimiento de Podemos es otro ejemplo de resistencia democrática al “nuevo orden mundial imperial”.
Pero el caso es que ese “nuevo orden mundial imperial” se identifica también con el régimen del 78, o más bienel régimen del 78 está claramente identificado con el “nuevo orden mundial”, en especial los partidos del régimen. Esto afecta enormemente a IU que está viviendo en su seno una gran contradicción: asumir que la “ruptura” es posible, porque la correlación de fuerzas en este momento es favorable al gran cambio o, la defensa del régimen de la Transición. Mientras que amplios sectores de la organización defendemos la ruptura con ese régimen, una buena parte de la misma sigue asentada en su defensa, en especial por parte de compañeros y compañeras que ostentan o han ostentado cargos públicos remunerados y que han hecho de la política institucional su medio de vida. Y es en ese sector, apegado al régimen del 78, en el que algunas compañeras y compañeros, cuando han participado en las instituciones del régimen, en vez de enfrentarse con los poderes reales, se han dejado llevar por las tendencias del momento y han privatizado servicios públicos en las ciudades donde IU ha gobernado o cogobernado con otras fuerzas políticas, han actuado en los consejos de administración de empresas públicas y cajas de ahorro como si fueran miembros de la alta burguesía y han secuestrado la organización en federaciones donde el número de votos ha permitido tener una gran presencia en las instituciones, copando los órganos de dirección, utilizando el clientelismo político para garantizar su mayoría en las asambleas. Esa forma de actuar no difiere de la del resto de partidos del régimen y, por eso, en muchos casos se identifica a IU como un partido de la “casta”, sin tener en cuenta que la inmensa mayoría de los y las militantes de IU y sus cargos públicos no tienen nada que ver con esas prácticas.
Si tuviéramos que hacer un resumen del comportamiento de muchos de los dirigentes de IU en los últimos 30 años sería el siguiente[i]:
- En vez de fomentar la rebeldía y el espíritu de lucha han tratado en todo momento de encauzar las cosas hacía el terreno de la negociación cupular con el pretexto de preservar el aparato orgánico.
- Tienen una tendencia a ocupar pasivamente las instituciones existentes, sin luchar por modificarlas.
- Han caído en las prácticas políticas tradicionales, siendo incapaces de desarrollar prácticas nuevas.
- Han preferido el ambiente burocrático del aparato al trabajo de base.
- Han usado el partido como trampolín para su ascenso personal.
- No han respetado la autonomía de las organizaciones populares.
- Han practicado el hegemonismo en vez de buscar la hegemonía. El hegemonismo es lo opuesto a la hegemonía. La hegemonía no tiene que ver con pretender imponer la dirección desde arriba, acaparando cargos e instrumentalizando a los demás, eso es lo más desmovilizador que existe. No se trata de instrumentalizar, sino, por el contrario, de sumar a todos los que estén convencidos y atraídos por el proyecto que se pretende realizar. Y sólo se suma si se respeta a los demás. El grado de hegemonía no puede medirse por la cantidad de cargos que se logren conquistar Se trata de ganar la conciencia de la gente no de acaparar cargos.
- Han cometido durante años el error de pretender conducir los movimientos de masas desde arriba, por órdenes. No han entendido que la participación popular no es algo que se pueda decretar desde arriba. Sólo si se parte de las motivaciones de la gente, sólo si se le hace descubrir a ella misma la necesidad de realizar determinadas tareas, sólo si se gana su conciencia y su corazón, estas personas estarán dispuestas a comprometerse plenamente con las acciones que emprendan.
- Se han perpetuado en el debate estéril y el tacticismo cupular olvidando el trabajo sobre lo concreto, menospreciando al mismo tiempo a los militantes que realizan trabajo de base pegados al terreno, considerando que cualquier movimiento en la base debería estar subordinado a sus intereses.
Muchos entendemos que la correlación de fuerzas –o de debilidades, como dice Juan Carlos Monedero enPúblico parafraseando a Manuel Vázquez Montalbán- dio como resultado la imperfecta democracia actual. No es de extrañar que, en estos momentos, en que Podemos aparece en muchas encuestas como primera fuerza política, traído por la crisis del régimen del 78, muchas y muchos compañeros de IU se hayan marchado a esa formación y que en IU aparezcan dos proyectos distintos: el antiguo, asentado en los llamados “logros de la Transición” y el actual, que cuestiona la Transición y las formas orgánicas derivadas de la misma que son las que han propiciado que militantes de IU se vean involucrados en casos como el de las “tarjetas black”.
Estamos asistiendo a la destrucción del poco desarrollado Estado social que tenemos y que tanta lucha y tanta sangre ha costado construir y, para poder hacerlo, las élites necesitan destruir o degradar el Estado de derecho, poniendo en peligro y destruyendo si lo consideran necesario la propia democracia representativa. Dada está situación en la que los ciudadanos y ciudadanas vemos día a día como no sólo nos quitan derechos sociales y económicos y son criminalizadas nuestras resistencias, entendemos que la única forma de defender la democracia es con más democracia. Por eso, la resistencia toma formas de democracia radical y participativa.
IU no debe temer formas orgánicas como GANEMOS y que nuestros candidatos se sometan a elecciones primarias en las que participen otras personas a título individual u organizaciones, independientemente de si son coaliciones o son agrupaciones de electores. Hay que recordar que los militantes del PCE estamos a título individual en IU y el PCE no ha desaparecido por ello. Entonces ¿por qué se tiene miedo a que los militantes deIU estén a título individual en este tipo de agrupaciones electorales? ¿No será realmente porque aquellos y aquellas que llevan años viviendo de la política tienen miedo a perder lo que consideran su puesto de trabajo?
En estos momentos es prioritario derrotar al régimen del 78 en todos los ámbitos institucionales y quien piense que IU lo va a hacer sola y que bastan acuerdos cupulares con otras formaciones para acumular fuerzas está olvidando que esta ya no es la época en la que el secretario general del Partido lo sabía todo y todos asumíamos sus planteamientos. Hoy, el desarrollo de las comunicaciones e Internet permite que todos tengamos tantos o más conocimiento que nuestros dirigentes y cargos públicos. El socialismo del siglo XXI, la democracia participativa, se abre camino a pasos agigantados y los militantes de IU, y en especial los comunistas, debemos ser más pueblo que nunca. Eso no significa perder nuestras señas de identidad, sino ser capaces de dirigir desde la base con el ejemplo y la generosidad de que siempre hemos hecho gala.
No obstante, y para finalizar, al hablar del fin del régimen del 78, de defensa de la democracia y de los derechos sociales que estamos perdiendo, estamos hablando de memoria. El interés de la “casta” es que se cree unaComisión de la Verdad, para cambiar verdad por impunidad, lo que no acabaría con la impunidad del franquismo, base sobre la que se sustenta el régimen del 78, y que se siga juzgando el franquismo en Argentina. Se trata de acabar con la impunidad sobre la que se asienta el régimen del 78 en España, no de cambiar verdad por impunidad o acabar con la impunidad del franquismo en Argentina. Para ello nada mejor que seguir la hoja de ruta trazada por la ONU, basada en el derecho penal internacional. Pero hay algo más, cuando hablamos de memoria debemos añadir el epíteto de democrática y defender la democracia en estos momentos implica defender la memoria de la II República y de los hombres y mujeres que la defendieron, del movimiento obrero organizado que conquistó derechos sociales y económicos para todos y de la lucha contra el fascismo. No podemos hablar de verdadera democracia sin tener en cuenta esa memoria.
[i]Estos errores a los que hacen mención Marta Harnecker en su libro “La izquierda en el umbral del siglo XXI” han sido la tónica general en la forma de actuar por parte de los dirigentes en la mayor parte de los partidos de izquierda.
-José María Pedreño es presidente de la Federación Estatal de Foros por la Memoria. Militante del PCE
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